domingo, 8 de junio de 2008

Relaciones Interpersonales




Pilares de subjetivación en las:


RELACIONES INTERPERSONALES.


Conferencia realizada el 10 de junio de 2008


en el Instituto Superior Particular Incorporado nº 4045


Nansen 550 - Rosario – Rep Argentina



Amilcar Ruiz
Prof de Educación Tecnológica
Máster en Psicología
Lic. en Gestión Institucional
Esp. en Conducción Educativa
Dipl. en Gestión Institucional
Dipl. en Enseñanza de las Ciencias
Dipl. en Constructivismo y Educación
Dipl. en Currículum y Prácticas Escolares






Abstrac
Se pretende analizar el modo en que las relaciones interpersonales afectan y modifican el comportamiento intrapersonal y en forma recíproca afecta nuevamente la conducta de relación del individuo con sus pares.
Para ello se tendrá como eje central la relación entre “Individuo, Sociedad y Cultura” analizando la transmisión cultural y desarrollo del individuo como sujeto social y los cambios a los que están sometidos en el tiempo modificando la “forma de interpretar la realidad que rodea al individuo en relación al grupo social”.
Se analizará las estrategias de subjetivación que las instituciones aplicaban sobre el individuo en la modernidad y, en contraparte, la exclusión controladora de la posmodernidad.
Desde una perspectiva superadora se analizarán tres pilares fundamentales de subjetivación actuales, diferenciando las “leyes trascendentales” de las “reglas inmanentes”, recorriendo los tipos y momentos de la violencia como así también los deseos pulsionales inconcientes y la agresividad como respuesta a “marcas” o “bloqueos” emocionales para finalizar con el debate “GILLIGAN –KOHLBERG” entre la “moral de la justicia” y la “ética del cuidado”


La cultura como cultivo:
Para los griegos, culturizar era la intención de superar la situación silvestre, salvaje, para pasar a la culta. Sin embargo, la cultura es creación humana a través del tiempo. Esta creación tiene una doble dimensión. Por una parte, se transforman los usos de objetos materiales ya existentes y, por otra, se crean nuevos objetos “artificiales” para nuevos usos.
De este modo, podemos diferenciar dos aspectos de la cultura:
1) la materialidad, cuya génesis se da en el tiempo (la silla, el papel, el árbol o la piedra sagrados, el edificio que veo con sólo abrir los ojos); y
2) la fundación del sentido que se le da al objeto para su uso, que tiene un comienzo en la historia del grupo y en la de cada individuo.

Relación “Individuo-Sociedad-Cultura”
La cultura y lo cultural no son necesarios, pero tampoco son arbitrarios: son convencionales. Es decir, son el resultado de un proceso de convencionalización del sentido.
En definitiva, nuestro mundo es resultado de decisiones de generaciones anteriores, a partir de los valores que dirigieron su conducta y que se daban en el contexto de unas disponibilidades culturales e históricas determinadas. El mundo es resultado de un sistema de preferencias de un grupo a lo largo de su historia. (San Martín, 1999).
Así, la cultura es un modo de acumulación de experiencias, de modos de actuación, de orientar la acción, de significar, de dar sentido, de saber y de justificar. Esta acumulación se encarna, por una parte, en objetos materiales, en artefactos, en símbolos y, por la otra, en modos de acción, en prácticas sociales de los grupos y en destrezas de los individuos que los componen. Ese carácter externo, objetivo, extrasomático, da continuidad a la cultura más allá de la vida de cada individuo, y, al mismo tiempo, la vincula al mantenimiento del grupo social como entidad sobre la que se sostiene.
Por otro lado, el grupo (la sociedad) sólo existe en tanto se mantenga la vinculación entre los individuos y las destrezas que ellos tienen para poder poner en uso los recursos que la cultura ofrece. Así, cultura, sociedad e individuo se implican mutuamente, de manera que ninguno de ellos puede existir sin los otros. Cada una de estas tres entidades está sometida a una deriva temporal en la que se produce el cambio en todas ellas, de forma interrelacionada.



Cambios genéticos[1] del cerebro
Puede considerarse al cerebro dividido por razones de filogénesis[2] en tres secciones. Una manifiestamente arcaica (arquiencéfálo - reptileano), que tiene su principal "interés" en las actividades de supervivencia del individuo (por ejemplo: alimentarse). Esta parte del cerebro está preparada para “actuar” …actuar para sobrevivir y allí residen los deseos pulsionales propios de cada especie que llevan al individuo a proceder impulsivamente.
Otra (paleoencéfalo - mamífero), también primitiva, aunque algo más moderna, es modificada por factores histórico-culturales[3]. Posee patrones conductuales más elaborados los cuales posibilitan la formación de sociedades. Las sociedades animales existen para facilitar la supervivencia de los individuos pero a cambio -paradójicamente- los individuos deben sacrificarse por sus sociedades. (los rituales – víctimas propiciatorias)
La parte más moderna del cerebro humano (el neocortex – superior), opina Laborit, es la parte en la cual se da la consciencia.
Para Laborit la consciencia no es más que un dispositivo que "explica" (racionaliza) las conductas instintivas-inconscientes; ya que en opinión de Laborit, cada individuo humano recibe un "aprendizaje" mediante premios e inhibiciones. Al individuo se "le educan sus neuronas" para "racionalizar" su inconsciente. “Para que el individuo dé una explicación verosímil de sus conductas y actitudes determinadas y dominadas principalmente por el inconsciente.” El inconsciente es un factor dominado genéticamente. Esta es una gran diferencia respecto a Freud o a Lacan, para quienes lo que domina inconscientemente es lo internalizado desde la sociedad. Aunque, sin dudas, el inconsciente tiene una base genética e instintiva.
Así, de modo instintivo-inconsciente, cada individuo busca una situación o status dominante en la sociedad. Laborit dice expresamente: "el individuo en sociedad busca dominar al otro". Más aún, según este Biólogo, médico, etólogo, psicólogo y filósofo francés afirma que la "educación" (en realidad el aprendizaje) estimula para que el individuo adquiera estrategias de dominación. Muchas de tales estrategias pueden parecer todo lo opuesto a la dominación. Es la dominación y explotación del otro para la supervivencia del conjunto social; porque al triunfar la estrategia de dominio más eficaz, el grupo social logra mayores capacidades de supervivencia (Laboritt, 1974)
La ontogénesis[4] del cerebro humano le capacita para poder alterar las funciones mentales innatas con datos incorporados como condicionantes en su forma de interpretar la realidad. Estos datos son los recibidos por los sentidos, la educación, información exterior etc.
Los cambios microgenéticos se producen en segundos o, incluso, en fracciones de segundos; su dominio son las destrezas y los conocimientos específicos individuales Según Luria, la ZDP es el “espacio para la adquisición microgenética de habilidades que se produce en una situación intersubjetiva creada en un entorno social, en un sistema funcional interpersonal dirigido al aprendizaje y, así, productor también de desarrollo”

El sujeto de la conciencia nacional
La escuela ya no es lo que era. La subjetividad –también llamada subjetividad socialmente instituida- resulta de la instauración de marcas prácticas y efectivas sobre la indeterminación de base de la cría sapiens, es decir: sobre la carne humana. El Estado moderno surgió con la impronta de una progresiva centralización del poder por una instancia cada vez más amplia que terminó por comprender el ámbito entero de las relaciones políticas. También significó una progresiva unificación, secularización territorialización (la obligación política pasa a ser territorial) e impersonalización del mando político.
La naturaleza humana no está determinada de por sí: lo que hace ser hombres a los hombres no es un dato dictado por la pertenencia genérica a la especie; por el contrario, lo que los hombres son, es el producto de las condiciones sociales en que se desenvuelven. La subjetividad no es el contenido variable de una estructura "humana" invariante, sino que interviene en la constitución de la estructura misma.
La capacidad instituyente es la capacidad de fundar, la capacidad de afectar, la capacidad de producir marcas. Por ejemplo, cuando la escuela formaba un sujeto respetuoso de las leyes, capaz de cumplir con el mandato "no matarás", preocupado por el bien común, confiado en el esfuerzo personal, tenía capacidad instituyente en tanto tenía potencia de afectación y dejaba marcas en los sujetos.

La amenaza de exclusión controladora
El agotamiento del Estado Nación es también el agotamiento de sus instituciones de vigilancia, a saber: la familia, la escuela, el cuartel, la fábrica, el hospital y la prisión. Una mirada positiva podrá objetar semejante sentencia. Esto es, en ausencia del Estado Nación siguen operando sus instituciones de encierro. Si es cierto que siguen operando, su operatividad es otra.

Primer pilar de subjetivación en la fluidez postmoderna:
Leyes trascendentes/reglas inmanentes
El concepto de trascendente se opone al de inmanente. Ambos intentan dar un marco para explicar fenómenos de manera opuesta. Mientras que lo trascendente (en este caso, las leyes) encuentra su explicación más allá de sí mismo, en otra esfera; lo inmanente (en este caso, las reglas) se explica por sí mismo o refiriéndose a otros conceptos de su mismo nivel. La ley trascendente es desarrollada por la sociedad misma para dar continuidad a la cultura más allá de la vida de cada individuo para mantener al grupo social como entidad sobre la que se sostiene.
Hablar de leyes trascendentes implica considerar su significado más allá de la voluntad de los actores involucrados y más allá de las circunstancias planteadas. Por el contrario, en el caso de las reglas inmanentes, su significado surgirá de las situaciones puntuales para las cuales se construyen dichas reglas.

Régimen de la prohibición trascendente
El régimen de la prohibición trascendente es el régimen propio de los tiempos de Estados Nación. En este régimen las subjetividades se forjan en relación a la ley trascendente, a una autoridad a priori y exterior a la voluntad de los individuos.
En tiempos de agotamiento del Estado Nación, este régimen ya no apoya en el mismo suelo y por lo tanto es incapaz de producir los mismos efectos que producía.

Reglas situacionales
En un Jardín de Infantes de Rosario aparece el siguiente problema: los padres de los niños son muy jóvenes y, según las maestras, no les ponen límites. En principio, problema clásico. El asunto es si los chicos pueden o no decir malas palabras. Si en las casas no lo prohíben, ¿cómo lo van a prohibir en la escuela? O, si les prohíben en la escuela, ¿cómo no van a pelearse con los padres o entrar en contradicción? Trabajando en torno a este punto fueron llegando a la siguiente conclusión: que decir malas palabras en un lugar y no decirlas en otro es contradictorio sólo según la concepción estatal de ley que tenemos. Entonces, la maestra enuncia una ley universal, los padres enuncian una ley universal y las dos leyes universales son contradictorias. Pero otra cosa muy distinta es establecer que en la escuela no se dicen malas palabras, que es una regla de la situación. Lo que ahí ordenaba era repartir las situaciones.

Violencia – impulsividad – agresividad
Tipos de violencia
· La violencia fundadora está en la base de la constitución de las sociedades
La familia y la escuela nos han enseñado que no podemos decir y hacer lo que queramos sino que debemos “violentar”, controlar, frenar, reprimir, ciertos impulsos y orientarlos apropiadamente si deseamos ser parte de la vida social.

· La violencia de los fundamentalismos se constituye en la ilusión de perseguir, a cualquier costo, el Bien.
En nombre del Bien sobrevino el nazismo que buscaba la pureza de la raza, que en nombre del Bien la dictadura militar se erigía como salvadora de la pureza de la patria.

· Violencia primaria: No es que la madre descifra un mensaje sino que lo significa

La violencia es constitutiva de la condición humana: el nacimiento, el límite de un padre a su hijo, pasando por el acto de aprender comportan elementos violentos

¿Cuándo la violencia es problema?

La violencia preocupante es la que arroja al sujeto fuera del lazo social. La que convierte al otro en pura amenaza, puro objeto, fácilmente eliminable. Es decir … las formas y los efectos sociales que desencadenan. En las “concepciones de suma cero” sólo puede ocurrir que uno gane y otro pierda sin espacios posibles para salidas negociadas.

El problema de la violencia merece formularse no como una relación conflictiva con el otro y con la ley sino como el síntoma de su disolución. …como acto desenfrenado que toma al otro como objeto…

Cuando se habla de "violencia, de agresividad, de impulsividad”, se pretende reducir a "anomalías" individuales, de "desviaciones" de la norma, o de una diversidad de "déficit", "deficiencias" y "carencias". Se convierte a la violencia en una sustancia carente de un entramado de relaciones históricas y sociales que la sostengan.

1. La violencia no es una sustancia.
2. Lo opuesto de la violencia no es la paz.
3. El "problema" de la violencia es la venganza.
4. El "incremento de la violencia", posmoderna, no se produce por la existencia de conflictos y problemas sino por los intentos de suprimir radicalmente los conflictos y los problemas.
5. Los intentos de suprimir las diferencias generan diversas formas de violencia.
6. Los "Programas" destinados a reducir la violencia escolar se asientan en la negación de las transformaciones padecidas por el Estado Nación (Prodymes- Equipa- Fortalecer). La mayoría de las veces resultan interrumpidos y fragmentados, otras veces se producen resultados opuestos a los que se pretendía lograr.
7. La identidad humana está siendo puesta en cuestión en nuestra era.
8. Los programas que intentan apelar al bien, a la conciencia, a la moral, encuentran serias dificultades para operar y producir nuevas marcas en las condiciones actuales.
9. Es falso decir que la violencia existe debido a la lucha por recursos cada vez más escasos. La "escasez de recursos" se sostiene en el ejercicio de determinadas formas de violencia.
10. Hay diversas formas de violencia. Cuando habitualmente se habla de "el problema de la violencia" se produce una reducción del campo por deslizamiento semántico entendiéndose como violencia la alteración del orden existente legitimando ciertas modalidades de intervención.
11. La violencia instrumental de la Modernidad presenta justificaciones legitimantes- argumentos, razones- que deben conservar ciertas relaciones entre los fines y los medios.
"Era necesario tirar la bomba atómica en Hiroshima para terminar con la guerra y evitar más muertes".
14. El castigo, en sus diversas modalidades y estilos (y contrariamente a lo que se cree desde el sentido común de la época) no es un instrumento de reducción de la cantidad de transgresiones, crímenes y pecados diversos que puedan existir y proliferar en una cultura.
15 el dolor no es un límite
12. Los humanos no son esencialmente violentos. Son, esencialmente, sociales. Esta dimensión esencialmente social no es sino la existencia de la estructura misma del deseo, y el deseo es siempre, entre otras cuestiones, deseo del Otro
13. Sobre la base de esta estructura del deseo humano se funda la cuestión de la "violencia mimética". El problema, en todo caso, es analizar cómo cada cultura es capaz, o no, de producir las regulaciones de goce que permiten pasar "de las reciprocidades negativas de la violencia a las reciprocidades positivas del don".


Dos formas de comerse al otro
Los Tupinambá crearon una cultura que se desplegó a lo largo de la costa de Brasil. Esta comunidad seguía dos procedimientos diferentes para comerse a sus enemigos: El primero era comérselo durante la batalla misma, en crudo, generando terror sobre el adversario.
El segundo procedimiento era más lento. Luego de capturar al adversario, éste era tratado de modo preferencial dentro de los lazos sociales de la tribu provocando sentimientos de pertenencia en la misma hasta que, en determinado momento, al encontrarse situaciones de crisis en las relaciones sociales del grupo, el jefe tribal da comienzo al ciclo macabro: Se provocan intencionalmente situaciones de abandono y desapego que desconciertan a la víctima expulsándola de todo vínculo social. Las provocaciones llegan hasta el punto en que el prisionero reacciona contra algún integrante de la tribu desatando una ola de ira.
Cuando el odio de toda la comunidad finalmente se polariza sobre su figura..., se lo comen.
Una de las hipótesis del antropólogo René Girard con respecto a este ritual es que:
"la víctima propiciatoria es el fundamento de cualquier forma religiosa. Todos los ritos tienden a perpetuar y a reforzar un cierto orden familiar, religioso, etc. Su objeto es mantener las cosas en el estado en que se encuentran. Esta es la razón de que apelen constantemente al modelo de cualquier fijación y de cualquier estabilización cultural: la unanimidad violenta en contra de la víctima propiciatoria y en torno a ella".

René Girard diferencia tres formas o momentos de la violencia:
- Violencia esencial (mimética)
- Violencia recíproca (generalizada)
- Violencia fundadora (unánime)
La rivalidad mimética articula las relaciones entre el sujeto, el objeto y el rival, siendo una violencia irreductible. La lucha por el objeto deseado no tiene que ver con ninguna esencia del objeto sino que "lo deseo porque el otro lo desea". En este sentido, el intercambio no es una renuncia espontánea a la violencia. La violencia esencial se mimetiza tomando formas diversas según las representaciones filogenéticas, culturales y ontogenéticas del agredido, aún siendo totalmente desconocidas (o no) por el agresor. Genera un estado primitivo de desconcierto para este último, pero un sentimiento de ira para el primero que se apronta a la reciprocidad de la acción percibida.
El segundo momento, el de la violencia recíproca donde se pasa "del deseo a la violencia generalizada". Es en este momento donde cabe la posibilidad de transformar la violencia recíproca-generalizada y negativa en la reciprocidad positiva del don.
Un "segundo grado de la lógica del deseo", el deseo de A no es el reconocimiento de B sino el reconocimiento del Otro. No es neutralización, sino la preparación del tercer momento lógico del proceso de socialización, transformando la violencia recíproca en violencia fundadora -unánime.
Este tercer momento lógico engendra una realidad social enteramente nueva: la institución, que disciplina las relaciones de los rivales porque tiene cierta relación de exterioridad con respecto a ellos, operando como tercero. Este es también el lugar de la ley y del orden simbólico.

Segundo pilar de subjetivación en la fluidez postmoderna:
De la violencia recíproca a la reciprocidad del don
En estas culturas, los hombres intercambian para establecer lazos que vayan más allá del núcleo familiar.
Negarse a un intercambio, guardar para sí lo que uno tiene, equivale a solazarse en una especie de goce incestuoso, como señala Claude Lévi-Strauss, que cita a este respecto un proverbio de Nueva Guinea:

‘Tu propia madre, tu propia hermana, tus propios cerdos, tus propios ñames, no te los puedes comer.
Los de los demás, puedes comerlos’.

“Si uno se come sus propios ñames, el vecino pensará que son mejores que los suyos, y se pueden llegar a enturbiar las relaciones. Que los ñames sean idénticos no resuelve el problema, porque:
[…] incluso en este caso puede surgir esa rivalidad "mimética" basada en la imitación recíproca. El vecino que lo ve a uno engullendo sus ñames tendrá ganas de hacer lo mismo, o sea, comérselos. […] Lo que es deseable para el otro se vuelve igualmente deseable para uno. Por una insignificancia se puede llegar en seguida a las manos. Las prohibiciones rituales sirven para prevenir las rivalidades de este tipo. El tabú del incesto evita que los hombres se peleen por las mujeres más próximas, las de la propia familia".
[…] Si el hombre no sabe qué desear, si cada cual tiende a desear lo que desean sus semejantes, la cultura tiene que canalizar los deseos de modo que no converjan constantemente en los mismos objetos. Hay que romper el círculo vicioso de los deseos recíprocos –en el que a cada uno se le antoja lo que le apetece al otro- si no se quieren desencadenar venganzas recíprocas […] En lugar de esperar que el vecino venga a robarme los ñames, se los regalo hoy, con tal de que él haga otro tanto mañana.”

Las relaciones interpersonales, los deseos pulsionales y las prohibiciones
El lazo social es posible porque se sostiene en ciertas prohibiciones, fundamentalmente la prohibición del goce incestuoso y la prohibición del goce homicida. Estas prohibiciones, en realidad, son formas de regulación que varían en las diversas culturas y en las diversas épocas, pero en todas ellas, hasta ahora, lo que hay en común es que la prohibición de ciertos circuitos sexuales abre la posibilidad de que existan otros, y la prohibición de matar a ciertas personas hace posible que sea legítimo, dentro de esas culturas, matar a otras Las clasificaciones referidas a lo existente varían, así como varía aquello que se piensa en términos de las relaciones entre el bien y el mal. Lo que no varía, lo que está presente en todas, es la existencia de algún tipo de prohibiciones referidas al incesto y al homicidio. No deja de ser notable observar que mientras las prohibiciones del incesto y del homicidio son violadas cotidianamente, y, en los últimos veinte años, de manera creciente, la interdicción que cayó sobre el consumo de carne humana se cumple con un alto grado de "acatamiento", con la existencia de algunas pocas y extrañas excepciones notables. De estos deseos pulsionales (incesto, canibalismo y "el gusto de matar"), señala Freud, sólo el canibalismo parece proscrito en todas partes ya que ha sido transformado.

De antropófagos a antropoémicos
Para el antropólogo Claude Lévi-Strauss: “[…] culturas “primitivas” ven en la absorción de ciertos individuos, poseedores de fuerzas temibles, el único medio de neutralizarlas y aun de aprovecharlas".
En la Modernidad, frente al mismo problema, el tratamiento de las diferencias y de la diversidad, eligen la solución opuesta: expulsa y encierra a los portadores de diferencias, en sus diversas modalidades, dejándolos fuera del "cuerpo social, conservándolos temporaria o definitivamente aislados, sin contacto con la humanidad, en establecimientos destinados a ese uso": La escuela, la cárcel, el manicomio, el cuartel y el hospital.
Los viejos dispositivos disciplinarios han caído como consecuencia de su propia y creciente ineficacia, tanto dentro como fuera de la escuela. Sólo en las escuelas públicas de Estados "se cometen alrededor de tres millones de crímenes por año", (1989) luego disminuyó por la aplicación de una serie de Programas estatales comenzando a ascender nuevamente a partir de 1998, señalando el fracaso de todos los programas implementados, desde la "tolerancia cero aplicada a las escuelas" hasta la implantación masiva de detectores de metales y cámaras de vigilancia.

La sociedad moderna fue desplegando regulaciones que tenían como problema central el rechazo de las diferencias y la búsqueda de la homogeneización; un arsenal de intervenciones posibles se ponía en marcha para "re-habilitar", "corregir", "readaptar", "re-socializar", re-educar". Verdadera artillería ortopédica dirigida a convertir la diversidad en desviación, orientando todos sus esfuerzos en dirección de reducir al máximo posible el problema, encerrando a aquellos que necesitaran, de uno u otro modo, y por diversos motivos, algún tipo de "tratamiento" que garantizara su proceso de asimilación. la modernidad no rehuía enfrentar los problemas, por el contrario, los buscaba, los establecía e intentaba tratarlos para que desaparezcan. Desde los "degenerados" a los "disidentes", desde los "niños masturbadores" hasta los "niños con problemas de conducta", desde los "niños abúlicos y desinteresados" hasta los "niños con déficit de atención e hiperactividad", desde los "niños indisciplinados" hasta "los niños asesinos" o "los pibes chorros", todos tendrán un tratamiento posible que intente re-habilitarlos. Para la posmodernidad el problema es otro: se desplega un discurso "tolerante" y "multicultural". La diversidad puede ser un objeto más de consumo, ya sea por la vía de su reducción a lo exótico y lo folklórico, ya sea por la vía de sus prácticas de exterminio y de segregación a escala global, o bien a través del recurso a su reconversión en espectáculo más o menos televisivo. Su problema es la existencia misma de problemas, en un mundo en el que ser feliz se volvió obligatorio. "no me venga con problemas, tráigame soluciones" instalando en primer plano la primacía de la "necesidad" y la "utilidad". Hasta la basura debe ser reciclada para que sea útil. El deseo debe ser reducido a la demanda:
-"¿para qué le voy enseñar a leer y escribir a éste, que ya con 11 años anda robando, drogándose y vendiendo drogas?"
- "¿para qué le voy a enseñar música a este, que necesita comer y encontrar trabajo?"- "¿para qué me sirve estudiar historia antigua, si yo no quiero ser historiador?" "¿para qué voy a perder el tiempo con este, que tiene el padre que es un asesino y la madre que es una alcohólica, mientras que tengo otros 39 que quieren aprender y que son buenos chicos?"
- "¿para qué les vamos a enseñar inglés si lo que necesitan es salir de acá con un buen oficio para conseguir trabajo? ¿No ve que son de la villa y nunca van a ir a trabajar a la embajada inglesa?"
- "¿por qué les tenemos que enseñar (curar) nosotros si son bolivianos?"- "Yo ya le enseñé que tiene que decir ‘cabayo’ y no ‘cabaio’, pero qué vamos a hacer, es “cabecita”, así nunca se van a integrar...".
- "el problema de la violencia es que tienen hambre y si tienen hambre nunca van a aprender".- "estos chicos no necesitan hablar, necesitan comer".
- "la violencia escolar es el resultado de la violencia social".

De la violencia anoréxica moderna a la violencia bulímica posmoderna.
De la violencia originaria a la violencia simbólica

La existencia misma del lazo social se funda en la violencia originaria, que es la violencia del deseo sexual y, al mismo tiempo,
"deseo del Otro, deseo de supresión del otro y no-deseo del otro",
esta violencia es la violencia fundadora del sujeto mismo. Pero sin su articulación con la violencia generadora de símbolos, el grupo humano no podría pasar de ser una "horda primitiva": atrapado en el circuito mortífero del crimen originario, el asesinato del jefe retornaría una y otra vez.
Es la violencia fundadora del lazo social mismo, instituyente o instituida, conservadora o revolucionaria la que garantiza, en su tensión esencial, la existencia misma de la sociedad. es la que sostiene la prohibición misma del incesto, del asesinato y del canibalismo, Pero, además, existe también un resto no asimilable que retorna como violencia meramente destructiva, se trata de una violencia que no funda nada, una violencia que no es ni instituyente ni instituida sino destituyente la violencia de los fundamentalismos y de las nuevas formas de segregación. Ni violencia instituida ni violencia instituyente, se trata de una violencia que no funda nada en nombre del deber, de la ley, del orden y de las buenas costumbres, e invocando siempre el bien, y -ante todo- el bien del otro. Es el reino de la moral cínica, del simulacro, del como sí:
- Hago como que educo,
- hago como que curo,
- hago como que estudio,
- hago como que cuido la ley y el orden,
- hago como que gobierno
- Soy feliz-soy yo mismo.
Slavoj Zizek expresa: "ellos saben muy bien lo que hacen, pero aún así, lo hacen"
La violencia destituyente erosiona sistemáticamente el lazo social dentro de las escuelas, convirtiendo a los habitantes de las instituciones en objetos de un juego de suma cero: un juego en el que uno debe ganar y el otro debe perder, necesariamente.
El tratamiento de este problema en nuestra época se ha organizado alrededor de dos alternativas:
Uno ha sido el diseño de "formas más creativas de fabricar normas". Pero por esta vía, los intentos de "reestablecer" el "buen funcionamiento de las normas" condujo a un estancamiento y de regresión lejos de reducir el malestar existente conduce en dirección del aumento del malestar y del desorden (profesores karatecas, autorización a los docentes a golpear a los niños indisciplinados).

En vez de preguntarnos "¿qué hacer?" deberíamos preguntarnos qué estamos sosteniendo con aquello que hacemos.
Tal vez sea hora de invertir la mirada y comenzar a utilizar un dispositivo de potencia similar, pero orientado en dirección opuesta; es decir, en dirección del despliegue de un esfuerzo colectivo de subjetivación que nos permita analizar el modo en que las instituciones producen a las personas que las habitan. En un momento histórico en donde lo que está en juego es la reducción de lo humano a lo biológico, la creación y el despliegue de dispositivos que produzcan subjetividad es una de las vías más eficaces, sino la única, para reducir la violencia destituyente de lo humano, que se despliega a escala global, de la mano de los nuevos procesos de segregación


Tercer pilar de subjetivación en la fluidez postmoderna:
Entre la moral de la justicia y la ética del cuidado - debate Gilligan –Kohlberg
El modelo teórico, ético y psicológico propuesto por Kohlberg ha sido fuertemente cuestionado porque su teoría se centra exclusivamente en un concepto de justicia liberal como criterio moral, desconociendo otras orientaciones morales. Su concepción ética impone fuertes sesgos culturales y de género a su concepción de competencia moral y a su modelo de desarrollo psicológico. Carol Gilligan a principios de los años ochenta encontró que al analizar las entrevistas podía escuchar dos “voces morales” diferentes, es decir, “dos formas de hablar sobre los problemas morales. cuestionó el hecho de que las mujeres fueran sistemáticamente calificadas en niveles inferiores a los de los hombres y se dio a la tarea de escuchar la voz moral de las mujeres, el tipo de argumentos que planteaban, los silencios que hacían, el tipo de conflictos y situaciones a los que eran sensibles. Las mujeres abordaban los dilemas morales planteados desde una perspectiva diferente, y que las respuestas y soluciones que ofrecía no correspondían necesariamente a niveles de desarrollo más bajos, sino que utilizaban una orientación moral diferente. Esta no usaba el principio moral de la justicia como criterio central para la resolución de conflictos, sino en principio moral del cuidado y la responsabilidad.
Según Kohlberg, los criterios que definen la madurez moral son la individuación, autonomía, objetividad, razonamiento según principios.
La ética del cuidado de Gilligan, representa una forma diferente de definir los conflictos morales, formular los juicios y concebir las soluciones que se basa esencialmente en una forma alternativa de experimentar y entender la relación entre el yo y los otros. Su preocupación moral central es el vínculo con el otro y la capacidad de respuesta en las relaciones, más que la igualdad. En consecuencia, los problemas morales se definen como un conflicto de responsabilidades y no como conflictos de derechos. Dado que el problema moral es diferente, también debe serlo su solución. Por ejemplo, al pedir a un grupo de adolescentes que definieran el problema moral planteado en la fábula de Esopo “El Topo y el Puercoespín”, algunos jóvenes lo describían como un conflicto de derechos que debía ser resuelto mediante un procedimiento justo que apelara a una regla clara para adjudicar a cada cual lo que le corresponde; mientras que otros lo describían como un conflicto de necesidades, en el que la necesidad de cada cual debía ser identificada para encontrar una solución que las abarcara todas. Para los primeros, el puercoespín debe irse definitivamente, porque esa es la casa del topo. Para los otros, se podía cubrir al puercoespín con una manta de forma tal que sus púas no puyaran al topo, pero que este pudiera compartir su guarida estrecha con el puercoespín. O simplemente se podía cavar una cueva más grande, donde cupieran los dos cómodamente. En su trabajo más tardío caracterizó estas dos voces como respuestas diversas a dos experiencias diferentes de vulnerabilidad en las relaciones: la vulnerabilidad al abandono y la vulnerabilidad a la opresión.
La perspectiva de la justicia llama la atención sobre los problemas de inequidad y opresión y sostiene en alto el ideal de la reciprocidad y respeto equitativo. La perspectiva del cuidado llama la atención sobre los problemas de desprendimiento y sostiene en alto el ideal de atención y respuesta a las necesidades del otro. Dado que todo el mundo ha sido vulnerable tanto a la opresión como al abandono, dos visiones morales – una de justicia y otra de cuidado – recurren en la experiencia humana.
La ética de la justicia defiende los intereses propios pudiendo someter a otros. Es una forma de inclinar la balanza del poder. Enfatiza el componente contractual y normativo de las relaciones en las que los individuos protegen sus derechos de los otros y reclaman los deberes de los otros. Genera preocupaciones morales relacionadas con el cumplimiento del deber, la priorización del bien común, el recurso a reglas justas y la igualdad.
La ética del cuidado llama la atención sobre el riesgo de que en la búsqueda de satisfacer las necesidades propias perdamos contacto con las necesidades del otro, y por ganar independencia y objetividad debilitemos los vínculos que nos unen a ellos. Resalta el componente compasivo y emocional de las relaciones.
La dependencia significa conexión, y el opuesto de dependencia no es solamente independencia. Mas bien, debe verse como un continuo que se extiende en dos direcciones opuestas. En una de las direcciones conduce al extremo de la independencia y en la otra dirección conduce al extremo del aislamiento. La dependencia o conexión con otros puede impedir la autonomía y la libertad, pero también puede proporcionar placer, bienestar y protegernos del aislamiento.





Aislamiento Dependencia Independencia


Los vínculos emocionales son motores de la acción moral mucho más eficientes que la razón. El propósito no es validar normas morales que puedan aplicarse de forma general e independientemente de la posición social de las personas.
El proceso de razonamiento empleado es concreto y se basa en la contextualización del otro para comprender sus necesidades y experiencias auténticamente y desde su propia perspectiva:
a) de los ideales morales que persiguen (justicia o cuidado),
b) de la forma en que se entienden las relaciones entre el yo y los otros (autonomía y desapego o empatía y apego),
c) de lo que se concibe como fuente de la moralidad (racionalidad abstracta o sensibilidad y emociones) d) del riesgo o vulnerabilidad a la que se es más sensible (opresión o abandono) y
e) de la forma de razonamiento empleada para comprender el conflicto y construir soluciones (toma y coordinación de perspectivas para identificar áreas de consenso o experimentación empática de la posición, necesidades y sentimientos del otro).
Ambos conciben la moralidad como un mecanismo necesario para mediar en los conflictos en las relaciones interpersonales y sociales, más allá de la simple internalización de valores discretos que guían la acción. Ambos consideran que la moralidad es el resultado de un proceso de construcción y desarrollo, mas que un proceso de simple transmisión social. Ambos insisten en que la moralidad debe estar abierta a la reflexión crítica y a la discusión, en vez de convertirla en objeto de tabúes sociales inaccesibles a la deliberación.

Bibliografía:

Baquero, Ricardo (2001) “La educabilidad bajo sospecha”, en Cuaderno de Pedagogía. Rosario, Año IV, Nº 9; 71-85, Octubre 2001.




Baudrillard, Jean Crítica de la economía política del signo, Siglo XXI, 1983, México, págs 52-87.



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Notas

[1] Filogenéticos, historia cultural, ontogenéticos y microgenéticos
[2] Filogénesis; los cambios se producen a lo largo de miles de años; su dominio es la especie (hominización).
[3] Historia cultural; los cambios se producen a lo largo de siglos y decenios; su dominio son los grupos sociales (humanización).
[4] Ontogénesis; los cambios se producen a lo largo de años o meses; su dominio es el desarrollo individual.

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